La pesca recreativa en Costa Rica, que incluye pesca deportiva y turística, es un gran generador de empleo y desarrollo en nuestras comunidades costeras, sosteniendo cerca de 33 mil empleos totales y generando más de US$520 millones a la economía nacional cada año. Costa Rica es conocida como un destino premium para la pesca recreativa de pez vela y marlin; más de 150 mil turistas llegan al país cada año para realizar esta actividad. En la pesca recreativa, estas especies son liberadas inmediatamente luego de su captura, constituyendo una actividad sostenible de bajo impacto ambiental.
Otras regulaciones diseñadas para minimizar los impactos sobre estas especies en este tipo de pesca incluyen la prohibición de subir los ejemplares al bote para tomar fotografías, y el uso obligatorio de anzuelos circulares. Tomadores de decisiones reconocieron la importancia que tienen estas especies para las comunidades costeras e implementaron estas medidas de conservación. En Costa Rica, sin embargo, aun es permitida la pesca comercial de estas especies, lo que ha resultado en un incremento en los desembarques de pez vela y marlín en la última década. Este aumento coincide con evidencia de una disminución en la disponibilidad de pez vela para el turismo de pesca.
Un estudio publicado recientemente en la literatura científica internacional analizó la disponibilidad de pez vela para la flota turística a lo largo de los últimos 15 años y registró que efectivamente la cantidad de pez vela “levantados” (atraídos a señuelos pero no capturados físicamente) ha disminuido significativamente. Además, en ese mismo estudio se encontró que esta disminución se relaciona al aumento en los desembarques de pez vela por parte de la flota comercial. El efecto negativo de la pesca comercial es adicional al efecto de variaciones estacionales naturales en la abundancia de los peces y a los cambios en la temperatura del mar asociados al cambio climático.
Ciertos grupos han intentado invalidar estos resultados argumentando que la variación en la abundancia de pez vela debió haberse medido en términos de Captura por Unidad de Esfuerzo (CPUE) estandarizado, aunque no mostraron que resultaría si la abundancia de pez vela fuera calculada de esta forma. Por tanto, se volvieron a analizar los datos disponibles utilizando los mejores métodos proporcionados en la literatura científica relevante actualizada. Esto con el objetivo de determinar si las conclusiones del estudio publicado, evaluado y avalado por varios especialistas internacionales, se mantendrían al utilizar la metodología sugerida.
Este tipo de análisis requiere al menos conocer el número de peces levantados o liberados por mes, y el número de viajes hechos por mes durante un número considerable de años (7 o más). Se utilizaron datos provenientes de la flota de pesca turística incluyendo todas las fuentes que compartieron sus reportes históricos con estos requisitos mínimos, recopilándose más de 15000 registros diarios de peces vela levantados o liberados, correspondientes a 175 botes que pescaron en alta mar -el hábitat del pez vela- entre el 2008 y el 2023, saliendo de centros de pesca turística en el Pacífico central y sur del país.
Se calculó la captura por unidad de esfuerzo estandarizada por hora, dividiendo la cantidad de peces vela registrados en el día por la cantidad de horas de pesca del día para cada bote. Para comparación, también se calculó por viaje de pesca, al dividir el número de individuos del mes por el número de viajes realizados en dicho mes. Las CPUE fueron estandarizadas utilizando todas las variables reportadas por la comunidad de pesca turística para este análisis, incluyendo el año, mes, bote y capitán a cargo del bote.
La disminución es consistente
Los resultados muestran que la CPUE de pez vela liberado por hora ha disminuido alrededor de 30% en la última década, mientras que la CPUE por viaje ha disminuido mas del 60% en la última década. El análisis con peces vela levantados en vez de liberados muestra un patrón de disminución muy similar. Se evaluó si la disminución en CPUE estandarizada detectada está relacionada con cambios en la temperatura del agua y/o con la cantidad de peces vela que han sido desembarcados por la flota comercial en los muelles nacionales (datos de INCOPESCA).
El resultado de este análisis muestra que la disminución en la disponibilidad de pez vela para la flota de pesca turística se relaciona claramente con el aumento en la cantidad de peces vela descargados por la flota pesquera comercial en los últimos años. El efecto estadístico negativo de la pesca comercial sobre la pesca deportiva es adicional al efecto del cambio en la temperatura del mar que ha ocurrido a través del tiempo.
En conclusión, la disminución en captura de peces vela registrada por parte de la flota turística en aguas del Pacifico de Costa Rica es lo suficientemente robusta para ser detectada mediante una variedad de métodos de medición y análisis estadístico, y se relaciona con cambios en las condiciones ambientales y el efecto negativo de la pesca comercial de esta especie.
En su tesis doctoral, una investigadora de la Universidad de Stanford monitoreó peces vela marcados con dispositivos satelitales en Centroamérica, incluyendo Costa Rica, por hasta 365 días consecutivos y observó que estos peces pasaron más del 90% del tiempo dentro de las Zonas Económicas Exclusivas de los países de la región, y hasta 3 meses consecutivos en las aguas jurisdiccionales del país en que fueron marcados. Esto sugiere la existencia de una población de pez vela regional que estaría siendo afectadas por la pesca comercial.
La disminución en la disponibilidad de especies fundamentales para el turismo de pesca impacta fuertemente en el desarrollo de nuestras comunidades, afectando miles de fuentes de empleo y oportunidades de desarrollo costero. La ciencia es un aliado fundamental en el manejo pesquero, debemos a aprovechar el conocimiento científico existente, las directrices de organismos internacionales y nuestra estructura legal para fomentar una gestión pesquera eficiente y responsable. Únicamente al tomar decisiones respaldadas por la ciencia podemos garantizar un futuro próspero y sostenible para las actuales y venideras generaciones en Costa Rica.